Ha llegado la hora de la verdad. Durante meses hemos estado hablando de la incierta “vuelta al cole” y ya la tenemos aquí. Los peques de las escuelas infantiles ya están asistiendo. Los de primaria comienzan esta semana y los de secundaria la próxima. Ya tenemos la “tostá” encima.
Para las autoridades está siendo el quebradero de cabeza del siglo. Meter tantos niños y jóvenes juntos en época de pandemia, respetando las medidas de prevención, es una auténtica odisea. Pero ¿hay otra? La inmensa mayoría de los analistas españoles e internacionales abogan por volver al cole. Los alumnos no se pueden permitir otro curso en saco roto. Sería demasiado grave para su formación. Y agravaría la desigualdad social.
No olvidemos que la escuela obligatoria es la principal herramienta que tiene nuestra sociedad para alcanzar la igualdad social. No se pueden agravar las brechas ya existentes. Ni la académica, ni la cultural, ni la social, ni la económica, ni la digital…
Por otro lado, ya tenemos en ciernes la próxima gran pandemia: la del creciente paro y la crisis económica que nos está provocando “el bicho”. No podemos agravar aún más la dimensión de la crisis económica que nos aguarda. Por ello, no nos queda otra que afrontar este desafío colectivo. La pandemia del Coronavirus es, de momento, el principal reto que en el presente siglo estamos soportando la humanidad. Y como desafío tenemos que prepararnos para afrontarlo y sobrellevarlo a la espera de la vacuna que parece que llegará más pronto que tarde.
Además del trabajo que tienen que hacer las autoridades sanitarias y educativas; además del duro esfuerzo que ya realizan los docentes de colegios e institutos que están a tope para afrontar este reto; las familias tenemos también que estar a la altura. Hay que decir que los españoles hemos sacado una nota de sobresaliente por nuestro comportamiento durante el confinamiento. Los sanitarios y cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado, matrícula de honor. Pero no hemos sido constantes, nos hemos relajado, nos hemos confiado y en el verano no hemos trabajado ni hecho los deberes y hemos suspendido, claramente.
Ahora toca padecer las consecuencias de esta falta de responsabilidad de una parte de la sociedad porque otra parte ha estado siempre muy atenta a su deber social. Ahora toca a las familias afrontar la incógnita de la vuelta al cole. La incertidumbre es grande por la dificultad que entraña para todos pero lo peor es que tengamos miedo a afrontar este reto y, peor aún, que se lo transmitamos a nuestros hijos.
Todos tenemos nuestras razones para pensar y actuar como lo hacemos. Pero la realidad es que tenemos un deber social irrenunciable. Tenemos que preparar a nuestros hijos para que afronten el reto de la difícil vuelta al cole de la mejor manera posible. Fortalecer la responsabilidad y superar el miedo. Los centros educativos se están preparando de una manera concienzuda. Habrá contagios, qué duda cabe. Muchos, por supuesto. Pero si se extreman las precauciones, si actuamos con responsabilidad y si respondemos a los planes de contingencia; se actuará de inmediato y la cuarentena de dos semanas en casa será un problema menor que podremos sobrellevar si es que nos toca.
En una situación de caos siempre toca escoger el mal menor. El mal menor, bajo mi modesto punto de vista, es volver al cole con todas las medidas de prevención que nos recomiendan. Mentalizados de que tanto nosotros como nuestros hijos tenemos que formarnos para responder ante la limitación, ante la adversidad, en medio del peligro y ante la responsabilidad personal y colectiva. Todo un reto educativo que nos puede fortalecer personal y socialmente. Tanto a nosotros como a nuestros hijos. Y si, de paso, le damos la vuelta al cole para que funcione mejor, miel sobre hojuelas.
– Manuel Pérez Real. Licenciado en Pedagogía. Director de Educademia.