BLOG PEDAGOGÍA COTIDIANA: "MENOS PIN Y MÁS PACTO."
20 de Enero, 2020
Resulta bochornoso ver “el pollo” que se ha montado porque el Gobierno de Murcia (de un color) ha propuesto lo que llaman el “pin parental”. El Gobierno de España (del otro color) ha recurrido la medida ante los tribunales. Tratar a fondo el tema merece más tiempo y espacio. Pero resulta evidente que; al margen de ver quién tiene la razón y de aclarar cuáles son los límites tanto de la familia, en su intervención sobre la instrucción en la escuela, como del Estado, en su intervención sobre la educación de nuestros hijos; el circo que montan es lamentable.
De modo que venimos de varias elecciones y lo único que hemos visto es el enfrentamiento de todos con todos, primero, y el enfrentamiento entre los dos bloques, después. No han debatido sobre el drama que supone el Fracaso Escolar. Tampoco han hablado del permanente ridículo que hacemos mostrando nuestras vergüenzas cada vez que se publica un informe internacional sobre educación. Ni siquiera se han atrevido a “meterle mano” al lamentable adoctrinamiento perpetrado en determinados territorios.
La educación en España precisa una solución urgente (en Andalucía estamos en la UCI). Sin educación no hay futuro, ni presente. Estamos hartos de que nuestros políticos, de uno y otro color, hagan la guerra por su cuenta y se peguen guantazos en la cara de los niños y de sus familias por puro interés electoral. Señores parlamentarios, sean generosos y honestos. España no necesita pines ni pones. España necesita un verdadero Pacto Nacional por la Educación que salve a las próximas generaciones del precipicio al que les estamos arrojando con tanto enfrentamiento. Que las “dos Españas” no nos vuelvan a helar el corazón, como decía Machado. Háganlo por sus hijos y sus nietos. ¡Pacto Nacional por la Educación, ya!
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Amén! Sabias palabras.
Esas son algunas de las claves más importantes en Educacion, sobre las que hay que poner el foco de atención. Lo demás: cortinas de humo. ¡Buen artículo!
De pines y vetos parentales
Cuando el ambiente político está muy revuelto y crispado, que es más frecuente de lo deseable, la escuela suele pagar las consecuencias, culpabilizándola de todos los males o asignándole un ocasional e interesado protagonismo. Cuando de educación se trata, cada cual interpreta el artículo 27 de la Constitución según su conveniencia, contraviniendo, incluso, las normas legales vigentes en lo que al currículum oficial se refiere, entendiendo la libertad de educación como el supuesto derecho de educar a los niños a la carta, o sea, a gusto de cada familia, por encima de los derechos fundamentales de sus propios hijos, como si éstos fueran propiedad privada de los padres, al nivel de una mascota o cualquier bien material. Más valiera que leyeran o releyeran El profeta (1979), del poeta libanés Gibran J. Gibran: “Vuestros hijos no son hijos vuestros. Son los hijos y las hijas de cuanto la Vida desea para sí misma. Son concebidos por medio de vosotros, mas no de vosotros. Y aun estando con vosotros, no os pertenecen”.
Ante cualquier asunto de actualidad suelo acudir, entre otras fuentes, a la revista Educar(NOS), editada por el MEM (Movimiento de Educadores Milanianos) que al tratar temas monográficos desde diferentes puntos de vista, me da claves utilísimas. Como el ya un tanto lejano número 56 (4. 2011) dedicado a “Escuela y familia”. Sin embargo, oportunísimo por la que está cayendo. Han pasado casi nueve años y parece elaborado para hoy mismo. En mi artículo “Familia y educación” de la sección Lo oficial, reproduzco el preocupante -y no menos lamentable- testimonio de un representante de la asociación católica de padres en un espacio televisivo, que ahora repite la extrema derecha, tan crecida: «A mi hijo me lo educo yo y controlo lo que ustedes dicen», extraído, a su vez, del libro de J.L. Corzo (2007), Educar es otra cosa, p. 19. Trece años después y no hemos mejorado casi nada. Progresistas, conservadores, nacionalistas, creyentes, ateos o agnósticos, iluminados y lunáticos, etc., asaltan la escuela sin rubor ni autocontrol, como un elefante en una cacharrería, cual cancha o ring de combate donde las reglas las impone quien se hace dueño del terreno de juego.
Naturalmente, en este caso tiene toda la razón el Gobierno actual y el poder legítimo para impedir legalmente estos pines o vetos parentales totalmente ilegales, retrógrados y antidemocráticos, que, desgraciadamente, veremos proliferar en los próximos meses. ¡Qué afán tan enfermizo por controlar la escuela -comprensible, desde luego, por su capacidad adoctrinadora-, pero si ésta, realmente, no puede, por sí sola, educar, sino instruir, que es su verdadera función! Mientras, el necesario y urgente Pacto Educativo entre todas las fuerzas políticas, que debiera ser general y prioritario objetivo, parece, hoy por hoy, una auténtica quimera. Nos enredamos en discusiones estériles y paralizantes, como en la fábula sobre galgos o podencos, mientras lo importante se demora indefinidamente.
Alfonso Díez Prieto
Estoy totalmente de acuerdo que el tema «pin parental» sea tan sonado y den tantas vueltas al mismo, cuando tenemos problemas muchos más importantes que abordar tales como el FRACASO ESCOLAR, en lo que a educación se refiere. Me imagino que a muchos les interesan desviar la mirada para así tapar otros asuntos de mucha mayor importancia políticos, sociales y económicos.
De la apariencia no salen las soluciones.