BLOG PEDAGOGÍA COTIDIANA: «CON-CIENCIA.»
20 Febrero 2020
Todos los padres nos lo planteamos y sabemos que es complicadísimo meterle mano a este tema. Desde pocas instancias se habla de una cuestión tan importante y necesaria como es la formación de la propia conciencia de nuestros hijos. Nos preocupamos de su peinado, de su indumentaria y de su calzado, de su alimentación y de su salud física pero¿nos hemos planteado alguna vez educar su conciencia? Y es que tenemos que hacernos varias preguntas importantes para comenzar: ¿he enseñado a mis hijos a escuchar la voz de su conciencia para saber qué hacer y cómo comportarse en cada momento? ¿Con frecuencia se dejan llevar por sus gustos y caprichos o son fieles a las ideas que forman su conciencia? Es importante que la persona tenga “vida interior”. La conciencia es la percepción del actuar propio: soy consciente de que estoy haciendo eso (autoconciencia). También es la capacidad de percibir el bien y el mal; y de inclinar la voluntad a hacer el bien y evitar el mal. La conciencia es la voz interior que nos dice cuándo una acción es buena o mala; es el centro de la persona y el guía de su obrar natural. Es aparentemente simple, pero esto tiene una importancia trascendental, pues de este juicio depende la moralidad de nuestros actos y nuestro valor como personas humanas. La conciencia tiene una función parecida a una brújula para navegantes: indica dónde te encuentras y hacia dónde hay que seguir. La brújula marca hacia el Norte; la conciencia señala hacia el bien. Sin embrago, la brújula se puede alterar ante la presencia de una gran cantidad de hierro; la conciencia también se puede modificar debido al ambiente, por la propia comodidad o por dejarnos llevar excesivamente por los gustos y modas. De ahí la importancia de encauzarla constantemente. Nuestra conciencia advierte, recuerda y sentencia nuestros actos. Hay varias reglas de oro a tener en cuenta: “El fin no justifica los medios: no está permitido hacer el mal para obtener un bien”.“No hagas a otros lo que no quieres que te hagan a ti”. Como educadores, debemos buscar los medios necesarios para lograr una conciencia equilibrada y sana en nuestros hijos; que les haga capaces de guiarse por la recta razón y no por los caprichos personales; que les hagan hombres y mujeres coherentes con sus propios principios. Una conciencia rectamente formada garantiza la realización personal. No es fácil pero merece la pena ponerle cariño a este asunto. ¡Ánimo!
¿Nos dejas tu comentario?

Yo, no sé si tendré razón, pero llevo ya bastantes años pensando que era más fácil que los chiquillos tuvieran conciencia cuando se les castigaba más. El castigo, creo, lleva a la conciencia. Es más fácil no tener conciencia si al crío se le deja siempre que esté contento y no se le hace pasar un mal rato -si hace falta- para que se dé cuenta del mal que ha hecho o suele hacer.
Gracias por tan sabias palabras!! A echarle conciencia.